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26 de enero de 1972

Hallado avión de Satena
CERRO DE SAN NICOLÁS, Antioquia, 25. (Del enviado especial, Jaime González Restrepo). Totalmente despedazado fue localizado a las 8 de esta mañana el avión DC3, 661 de Satena, en este cerro de los farallones del Citará, a 12.500 pies de altura y en una de las estribaciones de la Cordillera Occidental.
El aparato, extraviado desde el viernes a las 10:19 de la mañana, fue avistado por la tripulación del C47 de la Fuerza Aérea comandado por el capitán Germán Murillo, a solo 500 pies de la cima de la montaña, una de las más altas del país.

El avión de la Fuerza Aérea que estuvo realizando vuelos de exploración desde el mismo viernes en que se perdió la nave de Satena, comunicó el hallazgo a las 9 de esta mañana, cuando regresó al aeropuerto Olaya Herrera de Medellín. El avión de reconocimiento de la Fuerza Aérea Colombiana que esta mañana encontró el Satena completamente destrozado, había despegado de Medellín a las 6 y 30 y solo hora y media después pudo avistar los restos.
De acuerdo con las apreciaciones de este enviado especial y de los pilotos Javier Ossa y Humberto Escobar de la empresa Cessnyca, el avión de Satena con 39 personas a bordo chocó violentamente contra la ladera del cerro de San Nicolás, convirtiéndose en añicos.
Cerca a los pedazos del fuselaje de la nave se observan rastros de incendio, lo que prueba que parte de los tanques de las alas quedaron envueltos en llamas y totalmente reducidos a cenizas. En el risco se logran observar desde el aire partes del avión de Satena que pueden tener una dimensión de un metro y uno cincuenta, señales probatorias de que se convirtió en añicos.
Parte de la cola del aparato se puede observar a unos 200 metros de donde chocó el avión de la empresa Satena.
A 100 kilómetros
Volando en línea recta desde Medellín, el cerro de San Nicolás, en donde se estrelló el DC3 de Satena, está ubicado a una distancia de 100 kilómetros. La población más cercana del cerro, en los farallones del Citará y en la línea divisoria de los límites de Antioquia y Chocó, es el corregimiento de Farallones, en el municipio de Bolívar, población esta que a su vez queda a 15 kilómetros en línea recta, del lugar del siniestro.
Rescate
El rescate de las víctimas se intentará con helicópteros especiales de la Fuerza Aérea. Miembros de la patrulla aérea civil de esta ciudad informaron a EL TIEMPO que desde Medellín se solicitó al comandante de la Fuerza Aérea el envío de helicópteros que puedan permanecer estáticos en la cima del cerro de San Nicolás, para bajar patrullas de rescate y tratar de recuperar los 39 cadáverees.
Explicaron que los helicópteros que hay en la ciudad no tienen la capacidad de transportar personal especializado para lograr el objetivo.
En Bolívar
También se informó que todas las operaciones relacionadas con el rescate de las víctimas serán concentradas, a partir de hoy, en el municipio de Bolívar. Este municipio, a 120 kilómetros de Medellín, tiene un corregimiento, el de Farallones, que es la población más cercana al lugar del siniestro aéreo. La labor de rescate de las víctimas será coordinada por el comando de la IV Brigada que desplazará gran cantidad de personal desde esta ciudad.

De Bogotá
En las últimas horas de la mañana de hoy llegó procedente de Bogotá un DC3 de la Fuerza Aérea Colombiana para iniciar las tareas de rescate de las víctimas, probablemente esta misma tarde. Voluntarios de Medellín y de la zona suroeste del departamento también se sumarán a las labores de recuperación de las 39 víctimas que se encuentran en el cerro de San Nicolás, en los límites de Antioquia y Chocó.
Lista de pasajeros
El coronel Osiris de J. Maldonado Rangel, gerente de Satena, expidió un comunicado oficial con relación al accidente de un DC-3 de esa compañía. Asimismo el comandante de la FAC, mayor general José Ramón Calderón Molano, aclaró que desde el momento en que se supo lo de la emergencia del avión, unidades de esa fuerza han colaborado estrechamente en la búsqueda y localización de la aeronave accidentada. El comunicado del Servicio Aéreo a Territorios Nacionales, dice:
“El gerente del Servicio Aéreo a Territorios Nacionales “Satena”, lamenta comunicar que en accidente ocurrido el día viernes 21 de enero de 1972, aproximadamente a las 10:30 horas, mientras cumplía un vuelo de itinerario entre las ciudades de Medellín y Quibdó, se accidentó el Avión FAC-661 al servicio de de la empresa, en el Cerro de San Nicolás, en los límites entre los departamentos de Antioquia y Chocó, pereciendo el piloto, señor Mayor Juan Eduardo Lozano Delgadillo, el copiloto subteniente Guillermo León Torres, y el auxiliar de vuelo Luis A. Daza.
Además de la tripulación fallecieron en este infortunado accidente 33 pasajeros adultos y 3 niños, cuyos nombres son los siguientes: Monseñor Gerardo Valencia Cano, Padre Francisco Múnera, Hermana Cecilia Bravo, Hermana Rubiela Pérez, Hermana Catalina Jaramillo, Tito Mena, Pierre G. Brunori, Alberto Fratini, Luis Suelt, Miguel Valencia, Zuly Rentería, Miguel Espitia, Gloria de Zapata, José Arcila, Juana de Lozano, Saúl Pinto, Raúl Clavijo, Rubiela de Osorio, Argemiro Gamez, Francisco Arias, Javier Beltrán, Juan Francisco Ramírez, Libia Chamat, Petra Chamat, Arturo Paz, Luis Alfonso Martínez, María Teresa Ulloa, Alba RINCÓN, Martha Molina, Carmen Alman, Magda Hernández, Lucy Hincapié; niño Néstor Zapata, niño Luis Guillermo Ramírez, niño Carlos Eduardo Ramírez.
La gerencia de “Satena” ha dispuesto la investigación a fin de determinar las causas que ocasionaron este insuceso. El coronel gerente del Servicio Aéreo a Territorios Nacionales “Satena”, en nombre propio, y en el de toda la empresa, hace llegar su sentida manifestación de condolencia a las familiares de tan distinguidos oficiales miembros de la tripulación, como también a las familias de los pasajeros desaparecidos”
-(Fdo.), coronel Osiris de J. Maldonado Rangel, gerente de “Satena”.
Bogotá, D. E. enero 25 de 1972.
No hubo fallas mecánicas
CERRO SAN NICOLÁS, Antioquia, 25 (Por Jaime González Restrepo). Los capitanes Javier Ossa y Humberto Escobar, de la Empresa Cessnyca, que transportaron hasta este cerro a los enviados especiales de EL TIEMPO, coincidieorn en afirmar que el accidente no se debió a fallas mecánicas del aparto.
“Todo se debió (subrayaron) a la mala suerte y al pésimo estado del tiempo”.
Esta serranía, ordinariamente, se encuentra cubierta por un colchón de nubes espesas y solo se despeja por segundos, lo cual permite aseverar que el piloto que comandaba el avión de Satena no tuvo la suficiente visibilidad para pasar la cordillera.
Pared
El sitio del cerro de San Nicolás en donde chocó la nave es prácticamente una pared, en donde solo quedaron pedazos del fuselaje esparcidos. El resto del aparato debió rodar a la hondonada por el risco, a una profundidad de por lo menos trescientos metros. Se observó desde la avioneta de Cessnyca que en la pared de la cima del cerro no hay vegetación y solo se pueden ver rocas de gran tamaño y uno que otro frailejón.
Si el comandante del DC-3 661 de la Empresa Satena hubiese virado cincuenta metros hacia el norte o hacia el sur de la cima del cerro, habría logrado trasmontar la cresta de los Farallones del Citará. La afirmación fue hecha por los capitanes Humberto Escobar y Javier Ossa, de la Empresa Cessnyca, que sobrevolaron esta zona limítrofe entre Antioquia y Chocó. Los dos pilotos dijeron que si la nave se hubiese encumbrado cincuenta metros más, también habría logrado traspasar la cordillera.
“La mala visibilidad, debido al pésimo estado del tiempo, seguramente no dio oportunidad al piloto del avión DC-3 para maniobrar hacia la izquierda o la derecha y pudo estar confiado en que tenía la altura suficiente para pasar la montaña”, agregaron los dos expertos pilotos, unos de los más veteranos en el país.
Se devolvió
De acuerdo con las observaciones hechas en este lugar, sitio exacto del accidente de la nave de Satena, el piloto debió devolverse de El Carmen de Atrato, de donde envió el último informe, por considerar que no podía continuar por esa ruta, debido al pésimo estado del tiempo. El avión ses devolvió con rumbo norte y después de hacer un viraje volvió a tomar rumbo sur-oeste, para tratar de pasar los farallones del Citará por encima del cerro de San Nicolás.
Igualmente, se apreció que el avión, en el momento de chocar en forma violenta contra la ladera del risco, estaba tomando altura, pero con tan mala suerte para los pasajeros y la tripulación, que solo faltaban cincuenta metros para pasar la cordillera.
Nave de Trujillo había caído cerca
CERRO DE SAN NICOLÁS, Antioquia, 25. (Del enviado especial, Jaime González Restrepo). El avión de Satena con 39 personas a bordo, se estrelló en una zona montañosa cercana a la serranía en donde se precipitó la avioneta del industrial Omar Trujillo. Debido a la cercanía en donde están los restos de esa avioneta, el capitán Murillo, del C-47 de la Fuerza Aérea Colombiana que esta mañana localizó los pedazos del Satena, vaciló por varios minutos y debió comprobar exactamente el lugar y la distancia.
Cuando comprobó que realmente había avistado los restos del avión de Satena, enfiló con rumbo a Medellín, con el fin de informar a la IV Brigada, lugar en donde se han centralizado las informaciones desde ayer, debido a la irresponsabilidad de una cadena radial que transmitió lamento de heridos desde el municipio de Betania, en donde surgió la versión de que había sobrevivientes.
Hermano del piloto
El ingeniero químico Luis Lozano, hermano del capitán Eduardo Lozano Delgadillo, comandante de la nave de Satena, voló con el capitán Murillo en el avión C-47 de la FAC y contribuyó a localizar los restos del aparato esparcidos por la ladera montañosa. El profesional colombiano viajó desde la Argentina, en donde presta sus servicios a la Organización de Estados Americanos, OEA.
El ingeniero informó que a eso de las 8 de la mañana y después de haber sobrevolado la zona por espacio de más de una hora, la tripulación del avión de la Fuerza Aérea avistó los restos del Satena, en un lugar hacia la izquierda, a unos 200 metros de la cima de la montaña.
Fotógrafo de prensa halló al Satena
“Desolación y muerte… ninguna señal de vida… eso fue lo que encontró en el sitio donde se estrelló el avión de Satena”, dijo Wilberto Castañeda, fotógrafo de “El Espacio”, quien fue el primero en ver el avión destrozado.
“Sentí el pánico de la muerte”, agregó el conocido reportero gráfico, quien en su cámara captó las primeras escenas de una noticia que se esperaba desde el viernes al mediodía, cuando se declaró en emergencia la nave. En esta forma, un “muchacho de la prensa”, que desafió las ariscas montañas en una avioneta de la Patrulla Aérea Civil de Antioquia, al mando del doctor Jaime Escobar, pudo llegar al sitio en donde apareció despedazado el avión en el cerro de San Nicolás.
Castañeda, quien fue fotógrafo de EL TIEMPO, concedió las siguientes declaraciones:
“A las nueve de la mañana salimos del aeropuerto de Medellín con el doctor Jaime Escobar. Confieso que cuando partimos, al aproximarnos a las imponentes montañas del Citará, tuve deseos de abandonar la expedición… Pero ante la calma de mis acompañantes guardé mi natural pánico y resolví continuar… uno siente como si los cerros quisieran tragarse la avioneta”.
“Unos veinte minutos después y cuando todos observábamos detalladamente las altas montañas, vi un brillo que me atrajo la atención, cuando volábamos a 11 mil pies. Hice ver al doctor Escobar el misterioso brillo, que se advertía sobre uno de los cerros. El piloto me dijo que podría tratarse de un efecto del sol y la lluvia. Sin embargo, insistí, ya que estaba seguro de que se trataba de un pedazo del avión. Al fin el dotor Escobar atendió mi requerimiento, volamos otra vez por el sitio, y al descender identificamos el aparato”.
“Tomé las primeras gráficas y ahora que las tengo reveladas no me explico cómo tuvimos el valor para desafiar ese cerro. Disparé la cámara diez veces. Mientras tanto, el doctor Escobar informaba por radio sobre el descubrimiento. Lo que veíamos era la cola del aparato. Lo demás eran pequeños pedazos. El avión se estrelló contra el cerro con gran violencia, porque quedó completamente destrozado. No vimos ninguna señal de vida…”.
“El doctor Escobar decidió volar varias veces por ese sitio, para lo cual ejecutaba arriesgadas maniobras, para tratar de confirmar si había sobrevivientes… Pero todo estaba desolado, todo muerto; solo se veían destrozos, no se veían ni animales… sentí el frío, el pánico de la muerte, jamás había presenciado una escena así. Este sitio estaba convertido en un camposanto. Era un escenario tétrico, sobre la inmensa altura del cerro, cubierto por espesas nieblas.
“Desde el fondo del corazón deseaba, infinitamente, ver algún movimiento. Era el anhelo de las tres personas que ocupábamos el pequeño aparato. Queríamos ver alguna persona solicitando auxilios… era como si se tratara de nuestros familiares, de grandes amigos perdidos, pero solamente se escuchaba el ruido de la avioneta que ocupábamos”.
Finalmente, expresó el fotógrafo: “Regresamos tristes a Medellín, porque no encontramos sobrevivientes…”.

Comunicado
MEDELLÍN, 25. (Por Jaime Gonzáles Restrepo). El comando de la Cuarta Brigada expidió esta tarde el siguiente boletín para informar del hallazgo de la nave de Satena:
“El comandante de la Cuarta Brigada informa a la ciudadanía:
- En las horas de la mañana de hoy, dos aviones de reconocimiento de la Fuerza Aérea Colombiana, en vuelo de observación, localizaron los restos del avión FAC número 661 de Satena.
- En el lugar del impacto, costado sur del cerro San Nicolás, entre Betania y El Cármen de Atrato, se observaron fragmentos del avión a 12.500 pies y en el fondo del profundo cañón, parte del fuselaje y la cola con el tricolor característico de la nave de la Fuerza Aérea Colombiana, sin el más leve indicio de sobrevivientes.
- El sitio donde se halla la mayor parte de la nave es totalmente inaccesible por tierra, según criterio de los pilotos que efectuaron el reconocimiento. El profundo cañón está enmarcado por paredes verticales, que forman pronunciados ángulos agudos al vacío en la base, obstáculos que tratarán de vencer las comisiones de rescate.
- El grupo de rescate enviado por el comando de la Fuerza Aérea Colombiana ha iniciado su labor correspondiente.
En Catedral de Buenaventura los restos del Obispo

BUENAVENTURA, 25. (Por Hernán Caicedo C.). Una cripta, a un lado del atrio central de la catedral de San Buenaventura, a escasos veinte metros de su despacho, alojará los restos de monseñor Gerardo Valencia Cano, quien pereció en el avión de Satena, que fue localizado estrellado a 100 kilómetros de Medellín.
La consternación era general hoy aquí. Millares de personas desfilaron silenciosamente por las calles de este puerto, para testimoniar su profundo dolor por la muerte del egregio pastor de almas, “que fue lo más grande que ha tenido la Costa del pacífico”, según expresa un mensaje publicado hoy por EL TIEMPO, dirigido al presidente Pastrana Borrero por las fuerzas vivas de la localidad.
Un mutismo impresionante habla hoy en toda la ciudad. Tres ancianas, de rodillas, rezaban (en un costado de la catedral) por el descanso eterno de quien fue guía y pastor espiritual de casi un millón de habitantes diseminados en una considerable área del “litoral recóndito”. Monseñor Gerardo Valencia Cano murió a los 54 años. El 21 de junio de 1963 había tomado posesión del vicariato apostólico de Buenaventura, y desde aquella fecha no se le conoció un minuto de flaqueza.
Fue un líder en todo el sentido de la palabra. Encabezó un gran movimiento de obispos latinoamericanos para luchar por las reivindicaciones sociales de “un pueblo que necesita de mayores incentivos y de mayores oportunidades de progreso”. Y en este sentido luchó y batalló durante más de 30 años, por rescatar comunidades indígenas del Vaupés y de la Costa del Pacífico de su estado de postración y miseria.
Aunque no se ha decidido la fecha del sepelio del “Hermano Mayor”, se aseguró que en el mismo estarán presentes altas autoridades del gobierno departamental, encabezadas por el propio gobernador marino Rengifo Salcedo, así como por Jerarcas de la Iglesia colombiana.
Pastrana avisó el hallazgo
BUENAVENTURA, 25. (Por Hernán Caicedo Cáceres). El presidente Pastrana Borrero comunicó personalmente al vicario auxiliar de esta ciudad, presbítero Antonio J. Ruiz, la noticia sobre la localización de la nave Satena, donde viajaba monseñor Gerardo Valencia Cano.
El mandatario nacional manifestó que la muerte del prelado lo tenía “supremamente conmovido”, lo que ha llevado a prestar toda la ayuda necesaria para el rescate de las víctimas. Pastrana Borrero reveló que dos aviones de la Zona del Canal de Panamá se unirán al rescate de los ocupantes del avión de Satena ante la difícil tarea de los aparatos de la FAC, como de compañías particulares.
Desmienten
De otro lado, el presbítero Antonio J. Ruiz rechazón su apoyo a unos mensajes que se le cursaron al gobierno nacional en los cuales se afirmó que por negligencia no había sido localizada la nave y rescatadas las víctimas. El sacerdote destacó la gran colaboración que le ha prestado el presidente Pastrana, en esta emergencia, e indicó que dos llamadas había hecho el mandatario para conocer la situación y en primer lugar expresar su codolecnia y luego la noticia sobe la localización de la nave.
Decisiva colaboración de la patrulla aérea
MEDELLÍN, 25. (Por Jaime González Restrepo). Once avionetas de la Patrulla Aérea Civil volaron por espacio de 33 horas, desde el viernes de la mañana, explorando la zona en donde hoy fue localizado el avión DC3 661 de Satena.
Jaime Escobar, presidente de la Patrulla Aérea Civil, declaró a EL TIEMPO que todo el personal disponible de esa organización colaboró en la búsqueda de la nave. Dijo que en esas labores participaron las siguientes naves y pilotos:
El HK 670, comandado por Luis Fernando Escobar y León Arango; el HK 14-38, al mando de Sergio Ferrer y Rodrigo Sierra; el HK 14-36P, comandado por Oscar Mejía y el capitán Clodomiro Ramírez; el HK 671P, al mando de Raúl Botero; le HK 14-34P, al mando de Luis Carlos Bravo y Francisco Pareja; el HK 364, comandado por Octavio Mejía; el HK 10-59, bajo el mando de Jaime Escobar, Nena Santamaría de Escobar y Humberto Escobar; el HK 971P, comandado por Octavio Escobar y Álvaro Escobar y el avión HK 11-94 de la empresa Cessnyca, al mando del capitán Humberto Escobar.
La patrulla aérea civil de Medellín tiene en la actualidad 36 aviones y 52 pilotos que prestan colaboración desinteresada en cualquier tipo de emergencia.
La FAC
Cabe destacar la labor de la Fuerza Aérea Colombiana y especialmente del capitán Sarasti y los demás miembros de la tripulación del DC3 que inspeccionó la zona montañosa desde el mismo viernes. El sábado, por ejemplo, el avión militar estuvo sobrevolando por espacio de siete horas y media, hasta agotar el combustible.
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