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7 de febrero de 1972

Conmovedor, el funeral de Monseñor Valencia

Funeral monseñor Gerardo Valencia Cano
BUENAVENTURA. – Cuadro impresionante presentaba ayer la catedral de San Buenaventura, durante el sepelio de monseñor Gerardo Valencia Cano, en cuyo honor fue oficiada una misa concelebrada a la entrada de la iglesia. (Foto de G. Venegas).

BUENAVENTURA, 6. (Por Hernán Caicedo C.) Millares de personas se agolparon hoy en la Iglesia Catedral de San Buenaventura, para rendir el postrer homenaje a monseñor Gerardo Valencia Cano.

Muchos lloraron. Otros imploraron. Fueron 153 minutos de dolor y de cristiano recogimiento. Buenaventura se volcó a las calles adyacentes a la Catedral, para decir adiós a quien fue su guía espiritual durante 16 años.

De hinojos sobre el césped del promontorio donde está enclavada la hermosa iglesia que servirá de morada al “Obispo Rojo”, una viejecita dio la nota humana:

“No se vaya, hermano… ¿Qué va a ser de nosotros? ¡No nos abandone…!”

Sus palabras, como una letanía, encabezaban el eco de lamentaciones. Adentro, en las sobrias columnas dóricas los acordes de una suave música folclórica, interpretada por conjuntos autóctonos de la Costa del Pacífico, daban más solemnidad a la ceremonia. Ciento veinte sacerdotes y diez obispos oficiaron la misa concelebrada, como preámbulo de las honras fúnebres.

Monseñor Alberto Uribe Urdaneta, arzobispo de la Diócesis de Cali, encabezó los oficios y el presbítero Jesús Antonio Ruiz, vicario delegado, actuó como coordinador. Fue un acto sencillo, como lo hubiera querido el “Hermano Mayor”, quien pereció en las inhóspitas selvas del Chocó y Antioquia -a los 54 años de edad- cuando toda su feligresía esperaba mucho de él.

El abogado Abelardo Valencia, hermano del ilustre pastor desaparecido, intervino al comienzo de la misa, para exteriorizar el profundo dolor que embarga a la familia del prelado.

“Quisimos -dijo- que su rostro no se dejara ver, para que continúe entre las gentes su imagen viva”.

Después habló monseñor Jesús Emilio Jaramillo -vicario apostólico del Vaupés-, quien laboró aquí con Valencia Cano, para exaltar las virtudes humanas “de quien vivió solo para servir y no recibir nada a cambio”.

“Extraordinario fue en todo sentido este pastor de almas, cuya desaparición constituye un duro golpe para todos”.

El presbítero Guillermo Vásquez, quien fue uno de los misioneros que llegaron con monseñor Valencia Cano a Buenaventura, dijo: “Se ha perdido a alguien que permanecerá siempre en nuestros corazones”.

El exparlamentario Néstor Urbano Tenorio hizo, a su turno, una cálida exaltación de la personalidad del obispo y recordó cómo:

“En una soleada tarde del mes de octubre de 1953, este pueblo alegre y esperanzado entonces -como apesadumbrado se aglutina hoy aquí para despedirlo con recogimiento- recibe jubiloso a su prelado, a su primer obispo, que haciendo su entrada triunfal al centro de la ciudad por la antigua calle del Comercio, riega bendiciones e incentivos de fe sobre sus hermanos de la Villa del Andagoya, y trae consigo, a la manera del Mesías, al pueblo de Galilea, el mensaje de confianza que el justo desde aquel tiempo enviara a los olvidados de la justicia social, para prevenirlos hacia unan mejor ventura”.

Sepultura

Llegó la hora de la sepultura. Un grupo de sacerdotes cargó el féretro y una muchedumbre se apretujó a su alrededor. Muchos casi salieron asfixiados. Fueron minutos de angustia, matizados con lágrimas que rodaban por millares de rostros morenos. Ese fue el adiós a “Moncho” …

Villazón no asistió por fallas del avión

El ministro del Trabajo, Crispín Villazón de Armas, quien debía representar al presidente Pastrana Borrero en el sepelio del monseñor Gerardo Valencia, ayer en Buenaventura, no pudo llegar a ese puerto por fallas mecánicas del avión militar que debía de transportarlo desde Cali.

Villazón de Armas regresó anoche de Cali e inmediatamente se unió a su familia en el aeropuerto de Eldorado en espera de noticias más concretas sobre la suerte que hayan corrido los ocupantes del avión de TAC, y entre los cuales figuran una cuñada y dos sobrinos del ministro.

Villazón de Armas, que estuvo en la base de la escuela de aviación de Cali hasta pasadas las dos de la tarde de ayer, comunicó al vicario-encargado, Antonio Ruiz, y al alcalde Juan Fortich, de Buenaventura, el motivo por el cual no pudo asistir al sepelio de monseñor Valencia, en un cable que dice:

“Hasta la una de la tarde permanecí en la base de Cali listo para viajar a Buenaventura con el fin de asistir al sepelio de monseñor Valencia, en cumplimiento de la honrosa comisión personal que me encomendó el señor presidente de la república”.

“Con ello realizaba un gran esfuerzo, toda vez que en estos momentos mi familia ha sido afectada grandemente con el accidente del avión de TAC. Sin embargo, no me fue posible viajar oportunamente porque el avión 650 de la FAC sufrió un daño mecánico antes de despegar y el cual no ha podido repararse hasta ahora. He creído por tanto necesario ratificarles por cable este inconveniente y enviarles las breves frases escritas que me disponía a pronunciar en representación del gobierno durante las exequias”.

Elogio oficial

Villazón de Armas, en el discurso que iba a pronunciar en Buenaventura, señala que monseñor Valencia, “como cualquiera de los hombres humildes de la patria, que desde hace más de medio siglo andan buscando caminos, murió sobre un risco, enfrentado a su destino”.

“No fue un demagogo, no fue un insurgente pueril, ni vendió su alma a Dios ni al diablo” y agrega: “Fue altivo con los grandes y humilde con los que en este país no tienen estatura todavía”, y “por lo tanto se hizo acreedor no a un homenaje nacional sino al reconocimiento de su propia obra”, pero “muchos vendrán a recoger la cosecha del sembrador y a desviar del surco lo que él perseguía”.

Villazón de Armas
Villazón de Armas

8 de febrero de 1972 (sin noticias)

9 de febrero de 1972 (sin noticias)

10 de febrero de 1972

Piden Cruz de Boyacá para el padre Saldarriaga

Ricardo Saldarriaga
Ricardo Saldarriaga

SOGAMOSO, 9. (Por Hernán Sánchez Olarte). – Fue solicitada en esta población la Cruz de Boyacá, para el sacerdote Ricardo Saldarriaga.

Un grupo de personas, encabezadas por Pedro Mejía Figueredo, presidente de la Asociación de Padres de Familia del Colegio Departamental, envió al Presidente de la República, Misael Pastrana Borrero, un mensaje en el que los padres solicitan la Cruz de Boyacá para quienes intervinieron en el rescate de las víctimas del avión de Satena.

FIN DEL ARCHIVO


Textos y fotografías: EL TIEMPO
Transcripción y adaptación web: Sebastián Berrío

Referencias

Ver Referencias

Periódico EL TIEMPO (1972). Ejemplares del 22 de enero al 10 de febrero. Disponibles en: https://news.google.com/newspapers?id=droqAAAAIBAJ&sjid=uWYEAAAAIBAJ&hl=es&pg=1626%2C2828108

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